domingo, 6 de abril de 2014

Descripción y dibujos de aperos.

Tijeras de esquilar.
Se utilizaba para esquilar a las ovejas o pelar al burro.

Rastrilla o rastrillo.
Instrumento compuesto de un mango largo y delgado cruzado en uno de sus extremos por un travesaño armado de púas a manera de dientes, y que sirve para recoger hierba, paja, broza, etc.

POZO.
Se utilizaba para sacar los cubos de los pozos.

Llaves fijas.
Según el número que tuviera la llave servía para una tuerca en concreto.

Lebrillo.
Vasija de barro vidriado, de plata u otro metal, más ancha por el borde que por el fondo. Se utiliza para echar la comida en su interior, o para lavarse las manos y la ropa.

Chimbiri.
Es un apero  de labranza formado por un mango largo, usualmente de madera, que acaba en dos o más puntas, estos pueden ser del mismo material o formar una pieza distinta, de madera o metal, encajada en el asta. Con ella se levantan y mueven materiales sueltos, como paja.

Bieldo.
Instrumento agrícola compuesto de un palo largo, de otro de unos 30 cm de longitud, atravesado en uno de los extremos de aquel, y de cuatro o más fijos en el transversal, en forma de dientes.

Berbiqui o barbique
Manubrio semicircular o en forma de doble codo, que puede girar alrededor de un puño ajustado en una de sus extremidades, y tener sujeta en la otra la espiga de cualquier herramienta propia para taladrar. Hacia girar el taladro.

Yugo.
Instrumento de madera al cual, formando yunta[1], se uncen[2] por el cuello las mulas, o por la cabeza o el cuello, los bueyes, y en el que va sujeta la lanza o pértigo del carro, el timón del arado, etc. Se utiliza para arar el campo

Arado.
El arado es una herramienta de labranza utilizada en la agricultura para abrir surcos y remover el suelo antes de sembrar las semillas. Se puede considerar como la evolución del pico y de la azada. En un principio el arado era tirado por personas, luego por bueyes o mulas, y en algunas zonas por caballos, actualmente también los tractores tiran de ellos. Arar aumenta la porosidad, que favorece el crecimiento de las plantas, aunque al remover el suelo se pierde agua por evaporación y algo de suelo por erosión, y las eventuales lluvias lavan los nutrientes y abonos que puedan haberse aplicado al suelo, generando pérdidas.







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